martes, 22 de febrero de 2011

LA EVALUACION, PREOCUPACION CONSTANTE DEL DOCENTE


El quehacer educativo hace referencia al conjunto de acciones realizadas con la finalidad de formar de manera integral al estudiante y que contempla no sólo la adquisición de conocimientos, sino también desarrollar habilidades, destrezas, comportamientos y valores que nos permiten afrontar día a día la realidad en la que estamos inmersos.

Toda acción educativa debe evaluarse y es aquí donde quiero centrar la atención del presente ensayo, en la evaluación, por ser tal vez el aspecto más crítico de la educación. Quizás es al que menos atención le prestamos, ya que la limitamos a la aplicación de pruebas escritas que pretenden medir “lo que los estudiantes han aprendido” o como afirmé en uno de los mapas conceptuales que trabajé, “verificar si se lograron los objetivos” de la asignatura que, por lo general, está orientada a la medición y no a la evaluación como tal y la mayoría de los docentes desconocemos los procesos del aprendizaje.

Tradicionalmente, los docentes relacionábamos la evaluación con lo cuantitativo, pero ahora con los avances educativos y en el mundo tecnológico que nos arropa, cada vez más tenemos que crear conciencia del enfoque cualitativo que debe primar al momento de aplicar la evaluación de nuestros estudiantes.

Como bien se afirma: “La evaluación es un proceso mediante el cual se valoran capacidades, competencias y desempeños en el ser humano en un contexto determinado” VILLADA (2008) Esta definición nos da luces importantes frente al sentido real de la evaluación, siendo conscientes de que en muchos casos, la evaluación no tiene en cuenta el proceso llevado a cabo por los estudiantes, sino la medición de los conocimientos, situación que es necesario intervenir.

Es de resaltar que la acción de evaluar es un ejercicio pedagógico y humano de carácter subjetivo, donde resulta esencial tener claridad frente al objetivo que se busca con ella y su intención en términos formativos, porque como dice VILLADA: “la evaluación es una oportunidad para aprender y da cuenta de la transformación del sujeto como persona”.

Generalmente, el acto de evaluar se ha asemejado al acto de examinar o medir, pero hay que destacar que son dos actividades completamente distintas aunque complementarias, al ser un examen un factor orientador en algunos aspectos del proceso evaluativo, en otras palabras, examinar puede llevar a la valoración del desempeño de nuestros educandos.
Ahora, la evaluación como tal y en su justa dimensión más el “examen” se han constituido en un “arma de poder en el aula”, toda vez que este ejercicio ocasiona una fuerte presión del docente para con los estudiantes y más cuando se emplean pruebas escritas que no tienen como intención facilitar el aprendizaje, sino por el contrario, propiciar el fracaso estudiantil, y lo peor de todo, es que son pruebas elaboradas sin rigor para medir únicamente conocimientos y sin tener en cuenta que su fin último va encaminado a la formación. Si a esto agregamos que aun existen profesores que se enorgullecen de al decir: “…a mí no me pasa nadie” es un motivo más para que entre todos colaboremos para que haya concienciación del proceso que conlleva evaluar.

No significa lo anterior que los exámenes no deben aplicarse, claro que son necesarios, pero no podemos continuar planteando pruebas tan olímpicamente, sin tener en cuenta aspectos relevantes para la formación de las personas como competencias, habilidades, destrezas y actitudes y menos aún, cuando nos hemos centrado en los resultados del proceso evaluativo.

Por tanto, traigo a colación la definición de VILLADA cuando afirma que la evaluación “busca evidenciar procesos y resultados en el desempeño de los estudiantes, mas no en el aprendizaje”, esto significa que si bien los resultados son importantes, el proceso lo es todavía más ¿cuántas veces hemos visto en nuestras aulas de clase jóvenes que inician el proceso con grandes dificultades, pero vemos al final del proceso avances significativos? Esto es más relevante que cuando les hacemos varios exámenes que pierden, porque esto no me permite apreciar el trasfondo de esa pérdida.

De otro lado, y creo que es una de las ideas-fuerza retomadas de VILLADA y es que con la evaluación no evidenciamos aprendizajes como lo hemos creído siempre y esto es lo más común en el quehacer evaluativo, sobre todo en áreas como las matemáticas, física, química, cálculo, entre otras, donde es frecuente escuchar a los profesores una vez terminada la clase, vamos a realizar el examen para determinar qué tanto aprendieron; docentes que hoy por hoy hacen este tipo de prácticas con semejante afirmación, deben reorientar sus procesos o de lo contrario estaríamos condenados a desaparecer, todo por desconocer sobre ¿cómo aprende el ser humano?

Entender el aprendizaje es entonces el componente esencial para propiciar una evaluación que comprenda la dimensionalidad del ser humano. El aprendizaje es un “proceso mediante el cual se generan cambios transitorios o permanentes en los seres humanos, manifestados en conductas o comportamientos” (VILLADA) De hecho, la persona que aprende jamás será la misma, necesariamente tiene que hacer experimentado algún tipo de transformación.

Los aprendizajes son el resultado de procesos cognitivos individuales mediante los
cuales se asimilan hechos, conceptos, procedimientos, valores, se construyen nuevas representaciones mentales significativas y funcionales que luego se pueden aplicar en situaciones diferentes a los contextos donde se aprendieron.
Aprender no es sólo adquirir nuevos conocimientos, también consiste en consolidar, reestructurar, eliminar… conceptos que ya tenemos, es decir, desaprender. En cualquier caso, siempre conllevan un cambio en la estructura física del cerebro y con ello de su organización funcional, una modificación de los esquemas de conocimiento y de las estructuras cognitivas de quien aprende.
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Algunos aspectos esenciales a tener en cuenta en los procesos de Aprendizaje son:

1. El aprendizaje es un proceso lento. Hemos tenido la creencia de que todo lo que nos enseñan lo aprendemos en ese momento, pero el aprendizaje no se da de la noche a la mañana y para que ocurran los cambios o transformaciones en las conductas de las personas es necesario un tiempo prudente, por esto el aprendizaje es algo que ocurre durante toda la vida y va dándose a través de unos momentos o etapas. Aprender a montar bicicleta no se produce en un santiamén, es necesario un proceso.
2. El aprendizaje ocurre en condiciones favorables o no favorables. Hay condiciones positivas que promueven el aprendizaje, el entorno, los intereses particulares, las experiencias acumuladas, la relación de dichos aprendizajes con la realidad, pero hoy las ciencias cognitivas nos muestran que el aprendizaje no sólo se da en condiciones favorables, también sucede en condiciones no favorables. Se ha comprobado científicamente que el cerebro humano es capaz de aprender en situaciones extremas, como por ejemplo, con hambre o estrés.
3. El estudiante aprende la mayor parte de las cosas de manera transitoria. Esta premisa es común en nuestras aulas de clase, sobre todo porque los estudiantes “aprenden” para un examen, no para la vida; cuando memorizamos, muchos de esos datos o informaciones las utilizamos en un momento dado, pero después de un tiempo las olvidamos, quizás porque no son representativas de nuestra realidad. No son “aprendizajes significativos”
Todo docente, en cualquier nivel, grado o asignatura requiere tener en cuenta los puntos anteriores, sólo siendo conscientes de dichas premisas, estaremos en capacidad de planear y desarrollar un proceso de aprendizaje con una dosis de significatividad y sentido por el desarrollo del pensamiento para aquellos que se encuentran en un proceso formativo.
Las diferencias entre los estudiantes son variadas, pueden ser de tipo cultural, intelectual, social, afectivo, entre otras; cada persona tiene su estilo de aprendizaje. Catalina Alonso y Domingo Gallego (2003) definen los estilos de aprendizaje como los “rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estableces de cómo los discentes perciben, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje”.


Existen distintas clasificaciones de los estilos de aprendizaje; David Kolb los
clasifica en cuatro:

Activo: Toma mucha información, capta novedades, se implica con entusiasmo activamente y sin prejuicios en nuevas experiencias (experiencia concreta, PERCIBIR).

Reflexivo: Acumula y analiza mucha información antes de llegar a
conclusiones, les gusta considerar las experiencias desde distintos puntos de vista, observar y escuchar a los demás (observación reflexiva, PENSAR).

Teórico: Analiza, sintetiza y estructura la información, integra los hechos en
estructuras coherentes (conceptualización abstracta, PLANEAR).

Práctico: Aplica la información, descubre los aspectos positivos de las nuevas ideas y las aplica a la primera oportunidad (experimentación activa, HACER).

Si recordamos la Programación Neurolingüística, podemos citar a NOVAK, quien por su parte, clasifica los estilos de aprendizaje en tres: visual, auditivo y kinestésico, cada uno con sus particularidades. Una persona visual aprende mejor cuando tiene el apoyo de recursos visuales, cuando lee él mismo un documento requerido, porque cuando alguien le lee se le dificulta su comprensión. Una persona auditiva necesita escuchar, por ejemplo, al docente en su exposición, no aprende bien cuando le escriben sino cuando le dictan. Una persona kinestésica aprende cuando hay implicaciones de movimiento y a través de ciertas prácticas; su aprendizaje es más lento que el visual y el auditivo. Hay quienes opinan que todos tenemos un poco de cada estilo, pero que predomina uno de ellos sobre los demás. Comparto esta opinión, pues a través de mi práctica pedagógica, en especial con los estudiantes de Comunicación Social, he podido verificar estos estilos de aprendizajes.

Independiente del estilo, todo aprendizaje, según VILLADA, se da en tres momentos:
a-Punto de Partida: Aquí se tiene en cuenta el objeto de aprendizaje, es decir, aquel conocimiento, habilidad, destreza o actitud que se desea aprender; a esto se suman los aprendizajes previos, o sea, aquellos que han sido construidos por el sujeto a través de su experiencia (familiar, social, educativo o laboral).

b-Proceso de Intervención: Se incluyen en este momento los aprendizajes transitorios y recordemos que la mayoría de nuestros estudiantes se ubican aquí. Estos son aprendizajes construidos, pero que en algún momento pueden olvidarse o en otros casos y sería lo ideal, pasar a unos aprendizajes reales.

c-Punto de Llegada: Tiene que ver con los aprendizajes posteriores y/o superiores que se les pueden llamar significativos o reales. Estos hacen referencia a aquellos conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes adquiridas por los estudiantes y han significado transformaciones importantes; es en este momento donde las estructuras cognitivas se amplían o modifican.

Una vez que el docente tiene claro este proceso, puede emplear un conjunto de estrategias, procedimientos, fundamentos y categorías con las cuales puede examinar al alumno y emitir juicios y conceptos valorativos frente a su desempeño. Sólo con un proceso sistemático y cuidadoso de evaluación podremos facilitar un aprendizaje significativo y ante todo, aplicable en determinadas situaciones y contextos.

En esta etapa de mi vida me atrevería a afirmar que la evaluación debe ser objeto de permanente reflexión, transformación e incluso de indagación; esto último es ser objeto de investigación con el fin de determinar su pertinencia e influencia en las acciones formativas y cómo contribuye a dar una mirada diferente al sentido del aprendizaje. A veces el tiempo de “experiencia” como docentes nos hace caer en equivocaciones y errores que nos hacen transitar por caminos incorrectos al momento de evaluar.

Por último, quiero anotar que la evaluación no pude seguir estructurándose para medir conocimientos, tampoco debe plantearse un día antes, de alguna forma involucrar a los estudiantes, es una acción que requiere ser planeada, asumida desde el inicio del año escolar y tener unos criterios y objetivos claros, para llegar a conseguir una verdadera formación humana.


FUENTE BBLIOGRAFICA:

miércoles, 16 de febrero de 2011

Si hay "acción", entonces hay aprendizaje

El propósito de esta tercera reflexión es expresar mi sentir, después de comprobar que mis estrategias para evaluar los aprendizajes de mis estudiantes, no están dentro de la teoría o enfoque constructivista del aprendizaje y, por supuesto, tampoco la acción evaluativa.
Como se recordará, en la entrega anterior expuse que en mi práctica pedagógica y en mi accionar evaluativo predomina el enfoque Técnico, aunque en varias ocasiones permean características y aspectos propios de los enfoques Crítico y Práctico. Claro que lo ideal sería el Interpretativo.

Ahora y después de leer y hurgar más en los materiales sugeridos e indicados por la profesora y otros que busqué y rebusqué, confirmo nueva vez que necesito un “aterrizaje cuidadoso” en el accionar evaluativo de las áreas que imparto en la universidad: Expresión Oral (teoría y taller) y Producción Escrita (teoría y taller)

Afirmo lo anterior, porque si como docente pretendo obtener un verdadero cambio debo no solo reconocer mis debilidades, sino anuncio que conseguiré conducir el proceso del aprendizaje con un accionar que conlleve a que los estudiantes muestren verdaderas actitudes, valores, destrezas motoras, habilidades para solucionar problemas en fin, que ACTUEN. Que haya un verdadero accionar en lo práctico, en lo complejo, que puedan llevar a cabo operaciones mentales complejas para expresar sus pensamientos a través de la palabra oral y la escrita.

Como se puede observar en el mapa conceptual #3 enfrento obstáculos que, a veces, son insalvables, porque no está en mis manos eliminarlos del camino, sino que dependen de otras instancias que escapan a mi control. Entre éstos se pueden destacar, el número de estudiantes por grupo, como es el caso de los estudiantes de Jurídica y la falta de un espacio apropiado para la práctica de la expresión oral, para el de los comunicadores.

Por otro lado, para que la “acción” sea considerada como completa, estos elementos deben estar presentes siempre: una buena planificación con guías de aprendizajes bien elaboradas, información pertinente y actualizada, excelente realización, control y como es natural, una muy buena EVALUACION de acción con estrategias adecuadas para que se refleje que hubo un verdadero aprendizaje.

El proceso del aprendizaje debo conducirlo de manera que desarrollen las competencias y destrezas, pero dentro de la práctica y así favorecer el logro de verdaderos aprendizajes significativos.

Para concluir, creo de manera firme que se debe producir una verdadera reorientación del sistema educativo de la enseñanza superior, hacia un aprendizaje basado en verdaderas competencias en las que se reflejen la ACCION, en los distintos entornos donde se produce el aprendizaje, pues creo como John Dewey en el pragmatismo.
Colegas todos, el reto es claro: Si hay acción, entonces hay aprendizaje.

sábado, 5 de febrero de 2011

¿Hacia dónde va mi práctica evaluativa?

En el segundo encuentro, al inicio, tenía el mismo entusiasmo y la misma motivación de la primera clase, sobre todo, porque una de las asignaciones la pude realizar por mí misma y sin la ayuda de nadie. Esta gran hazaña me tenía más que eufórica, orgullosa de mi “gran proeza” había elaborado un mapa conceptual, fuera de lo tradicional, utilizando una herramienta tecnológica desconocida hasta ahora para mí, el programa acmap.ihmc.us/. Tanta era mi alegría que en mi casa, mi familia se dio cuenta y me preguntaban que a qué se debía tal alegría. Estaba como niño con juguete nuevo.
La clase inició su curso normal y todo ese entusiasmo y motivación descritos en el párrafo anterior se convirtieron para mí en una gran preocupación. Nuestra profesora dio las instrucciones de lugar, presentó su material de trabajo correspondiente al día y cuán grande fue mi sorpresa, pues en el trabajo de grupo comenzó para mí un proceso de redescubrimiento y concienciación de que no estoy evaluando de la forma, que de acuerdo a las lecturas y los enfoques pedagógicos explicados en las mismas, me falta mucho aún, para afirmar que estoy en el camino correcto de aplicar una acción evaluativa correcta.
Esa noche, durante el trabajo en grupo, creí firmemente que tenía un poco de cada intencionalidad (Conductista, Constructivista y Social), pero después de leer las lecturas asignadas por la profesora y trabajar en el segundo mapa conceptual comparativo con el primero y después de reflexionar y ver los diferentes enfoques descritos allí, constaté que el enfoque que predomina en mi práctica pedagógica, en especial en mi accionar evaluativo es el enfoque Técnico. Claro tengo algunos aspectos del enfoque Crítico, otros del Práctico y también del enfoque Interpretativo.
Tengo la plena convicción de que voy a mejorar mi forma de evaluar, de que me voy apropiar de la mejor forma de evaluación y que la pondré en práctica.

¿Expectativas reales?

El primer encuentro de esta clase fue para mí muy motivador, pues me pareció que no estaba tan desubicada en cuanto a mi práctica pedagógica, en específico al aplicar las diversas formas de evaluación.
Todo me pareció muy bien, el programa, la profesora, el estilo de trabajo, la forma de distribuir el tiempo de las actividades, la reacción del grupo, pero en especial, descubrir como resultado de las actividades desarrolladas en ese encuentro, que estaba en el camino adecuado de mi practica como docente.
La profesora mostró una frase que me estimuló mucho para esa semana siguiente de trabajo y fue una creada por Albert Einsten: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes” ¿Por qué? Tengo por norma que cada semestre, aunque imparta el mismo o los mismos temas, siempre busco enfoques de autores diferentes, otros visuales, ejercicios diferentes, tareas diseñadas de manera diferentes, otras actividades, en fin trato de obtener buenos resultados aunque sea variando la forma de hacer las cosas.

lunes, 24 de enero de 2011

Solución de problemas mediante Diagramas de Flujo


Los diagramas de flujo son una manera de representar visualmente el flujo de datos a travéz de sistemas de tratamiento de información. Los diagramas de flujo describen qué operaciónes y en qué secuencia se requieren para solucionar un problema dado.

A continuación algunas reglas que nos ayudarán a elaborar diagramas de manera correcta.

Reglas para la creación de Diagramas

  1. Los Diagramas de flujo deben escribirse de arriba hacia abajo, y/o de izquierda a derecha.
  2. Los símbolos se unen con líneas, las cuales tienen en la punta una flecha que indica la dirección que fluye la información procesos, se deben de utilizar solamente líneas de flujo horizontal o verticales (nunca diagonales).
  3. Se debe evitar el cruce de líneas, para lo cual si se quisiera separar el flujo del diagrama a un sitio distinto, se pudiera realizar utilizando los conectores. Se debe tener en cuenta que solo se van a utilizar conectores cuando sea estrictamente necesario.
  4. No deben quedar líneas de flujo sin conectar.
  5. Todo texto escrito dentro de un símbolo debe ser legible, preciso, evitando el uso de muchas palabras.
  6. Todos los símbolos pueden tener más de una línea de entrada, a excepción del símbolo final.
  7. Solo los símbolos de decisión pueden y deben tener mas de una línea de flujo de salida.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Aprende a ser tú mismo

Autoría: Miriam Valdez

Ser uno mismo es poder sonreírle a la vida con plena alegría y así sentir en uno mismo la fuerza del espíritu en sí mismo. Ser uno mismo es mantenerse en acción constante en la vida y poder manejar con sabiduría el hecho de Ser. Así, de manera sutil y en plena conciencia, se va desarrollando un Ser que, en forma armónica, se logra identificar con el todo y llega a darse cuenta que Dios sí existe.

Si quieres llegar a Ser, “conócete a ti mismo” y así podrás conocer a Dios. “Sé tú mismo”, y ya eso basta para estar en calma, en armonía y en plena salud corporal y espiritual. Para sentirse bien, es necesario tomar acciones positivas en la vida y vivir… a plenitud contigo mismo, con tu prójimo y con la naturaleza; usa la debida acción para poner en movimiento tu vida, pues por medio de la debida acción y la necesaria sabiduría puedes llegar a lo espiritual, es decir a Ser.

Date cuenta que para vivir y sentir la vida, es necesario derramar AMOR y no egoísmo y mezquindad en tu entorno… brinda paz y armonía que es lo que se necesita para lograr vivir y sentir la vida.

El amor nos brinda las herramientas que nos permiten alcanzar todo en buena lid y así de esa manera calmar la fuerza y el dominio que nuestro Ego nos impone en el día a día. Así pues, para encontrar la unidad y poder comulgar a plenitud con la vida hay que AMAR. Llegar a tu esencia, es decir a tu alma y sentirte a ti mismo pleno de la belleza y de la armonía que nos brinda el amor.

Amar se aprende amando, para amar basta querer amar, para amar basta encontrase a uno mismo, es decir Ser. Para aprender amar hay que sentir las ganas de amar. Sí, llegar a amarte a ti mismo, a tu prójimo, a la vida y a la naturaleza es integrase en el todo, en el espacio y en el tiempo, por medio del AMOR y así lograr la unidad del SER, pero amando a Dios. Así aprenderás, que para amar, hay que aprender amando... hay que aprender a SER.